octubre 06, 2012

Quienes habitan Bustamante

Bustamante, como bien es sabido, es un pueblo dedicado casi exclusivamente a la producción del café. Es por ello, que puede afirmarse que el café es el máximo determinante social de dicho pueblo, y de la zona donde se ubica en general, por lo que las sus habitantes poseen rasgos conductuales y habitacionales más o menos estables.
Existen cinco tipos básicos de personas, por mencionar algunos, que habitan esta comunidad, según sus dinámicas habitacionales determinadas culturalmente.
El primero caso, y probablemente el más frecuente, se trata de las personas que siempre han vivido en Bustamante, o al menos han pasado la mayor parte de sus vidas allí, y que raramente salen de la zona. Este tipo de personas son aquellas que “han hecho” su vida en Bustamante: nacieron ahí, crecieron, hicieron amigos y amigas, asistieron a la escuela local (Esc. Martín Mora Rojas), consiguieron pareja (probablemente se trate de otra persona del pueblo), empezaron a trabajar, se casaron, se quedaron a vivir con su pareja (en caso de que fuese de otro pueblo, se la llevaron a vivir a Bustamante), tuvieron hijos, etc., en fin, que han experimentado todas sus eventos vitales importantes en dicha comunidad, siguiendo un patrón conductual más o menos estable. Las personas incluidas en este grupo pueden estar en cualquier fase de sus vidas, es decir, puede tratarse desde niños hasta personas adultas mayores, pasando por los adolecentes, los jóvenes, adultos jóvenes, adultos, y cualquier otro rango de edad que no se haya mencionado.
Luego, podemos mencionar el caso de los que nacieron en Bustamante, pero que por diversas motivaciones han tenido que salir temporalmente del pueblo y desplazarse hacia la ciudad, ya sea por estudio, trabajo… pero que siempre regresan. Este es el caso típico del joven que sale a buscar empleo, por ejemplo, pero que no puede o no quiere dejar atrás, por cualquiera que sea el motivo, su hogar, su familia, sus amigos, en fin, su pueblo. En esta “categoría” se incluye tanto a los que salen y regresan diariamente, como los que regresan todos los fines de semana.

Otro caso es el de aquellas personas que nacieron y crecieron acá, pero que se han ido a vivir lejos por cualquier motivo. Se trata, por ejemplo, de personas que se han ido a alquilar un apartamento, o que hicieron o compraron una casa, en otro sitio cuya ubicación les resulta favorable por el motivo que sea. Pueden ser aquellos que regresan ocasionalmente, ya sea cada mes, cada dos meses, cada vez que tengan oportunidad, cada navidad o semana santa, o alguna vez en sus vidas. Bien sabido es que “el que ha estado en Bustamante, tiene que volver”.
Otro caso particular es el las personas que vivieron primeramente en otros lugares, se fueron a vivir a Bustamante, y decidieron quedarse a vivir. Un ejemplo es el de los maestros que llegan a dar clases por algunas temporadas y terminan edificando sus viviendas en algún lugar del pueblo. También se encuentran los casos de personas que vienen, desde otros países u otras zonas del país donde la situación económica es terriblemente difícil, buscando un empleo, cualquiera que sea, y terminan quedándose a vivir. Y, un último ejemplo para este grupo, son aquellos que encuentran pareja en Bustamante y terminan casados y viviendo en la casa de sus suegros, a la par, o en una casa aparte.
Y por último, están todas aquellas personas que, siendo oriundos de otros lugares, llegan a Bustamante por una temporada, sobre todo en “cogidas de café”, y luego se van, pudiendo regresar periódicamente solo durante ciertas temporadas del año, si su situación se los permite. Destacan ante todo los indígenas panameños y los paisanos nicaragüenses, que comúnmente son traídos por los dueños de grandes fincas cafetaleras, o llegan por sus propias cuentas sin tener conciencia de que sucederá con su futuro próximo, y se quedan a vivir durante un par de meses en los “campamentos” (un campamento es una especie de habitáculo destinado principalmente a los peones recolectores de café, que muchas veces se encuentra en pésimas condiciones), para luego irse en la búsqueda de otro empleo, quizá temporal, al otro lugar. Y si tienen oportunidad, han de regresar luego, para la próxima cosecha de café. Este conjunto de personas es quizá, debido al corto periodo de tiempo que viven en este lugar, el grupo que se involucra menos en la dinámica social de la comunidad, pero que al fin de cuentas, no pueden ignorarse o excluirse.

¿Y por qué no “clasificar” las personas de Bustamante según otras categorías, por ejemplo grupos étnicos, escolaridad o rangos de edad? Porque sin importar el parámetro, el resultado sería el mismo.

Lo cierto es que en Bustamante la vida gira en torno al café, y por lo tanto, este principal determinante de la vida social, en conjunto de los intereses y aptitudes de cada quien, modifica el estilo de vida de las personas, que nacen o se hacen Bustamanteños (aunque sea por un tiempo), y los ubica en alguna de las categorías antes propuestos.

Además, lo importante no es categorizar a las personas de acuerdo a sus características socio-culturales. Lo que realmente importa es que todos los que saben lo que es vivir en este pueblo, no pueden olvidarlo fácilmente, ya sea para amarlo, criticarlo (esta es quizá su más grande y eterna tortura), o poder mostrarse indiferentes. Todos constituyen al pueblo, incluso podrían llamarse hermanos y hermanas a pesar que muchos ni siquiera se conozcan entre sí, o se hablen. Y lo más importante, todos le dan vida a este lindo y feo lugar (esto queda en la percepción de belleza que cada quien posea), dándole el aspecto, cualidad, característica en general a los demás habitantes de esta comunidad, pero sobre todo, a Bustamante como lo que es: el pueblo cafetalero donde la gente “tiende a volver”.

Siempre hay un autobus para regresar a Bustamante. Los buses son una de las principales formas de acceso a la comunidad, principalmente si no se posee vehiculo propio.

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